SANTO DOMINGO EL REAL
Todos los conventos de la ciudad de Toledo nos llevan a un
lugar mucho más pausado en el que podemos evadirnos y pensar en silencio. De entre todo el universo conventual de Toledo, nos vamos a centrar en una estrella que brilla
fuertemente, el Monasterio de Santo Domingo el Real. De hecho hoy se celebra el aniversario de la muerte de su principal promotor: Pedro I de Castilla.
El Convento de Santo Domingo el Real nace en un periodo muy convulso para la historia de Castilla: la Guerra Civil Castellana. Esta enfrentaría desde 1351 hasta 1369 a Pedro I contra Enrique de Trastámara y Toledo fue un objetivo militar clave. Al poco tiempo de que el rey Pedro se hiciera con la ciudad dio licencia para construir un convento de «dueñas» (como se conocen a las dominicas). En 1364 está el origen de este convento con unas hermanas venidas desde Madrid (donde había un convento fundado por el mismísimo fundador de la Orden, Sto. Domingo de Guzmán.
Estas monjas se asentaron en las propiedades de Inés García de Meneses que cedió su palacio y ella actualmente se encuentra enterrada en el coro del convento. Desde entonces poco a poco se fue ganando su sobrenombre de «el Real» ya que muchas familiares de reyes aquí vivieron y están enterradas (por ejemplo Teresa de Ayala, su hija María de Castilla, Catalina de Castilla, etc).
En este convento de Santo Domingo el Real también pasaron años ilustres personajes de la nobleza castellana y extranjera. Un ejemplo es Beatriz de Silva (emparentada con la familia Meneses) que vino a la corte castellana para acabar fundando el convento de la Inmaculada Concepción después de una revelación.
Como podemos entender este convento dominico enseguida empezó a crecer y a ganarse el buen nombre dentro de la ciudad. Es interesante fijarse que gran parte de la cornisa Norte de Toledo está ocupado por este cenobio. Desde casi el Cristo de la Luz hasta la Diputación (sin contar a las hermanas carmelitas). El proceso de expansión fue paulatino y siempre contiguo a lo que ya existía. Junto al antiguo palacio de Inés de Meneses se empezó a construir en 1396 la iglesia del convento (actual coro), la ubicación era una calle ya hoy inexistente. Poco después (en 1408) el rey Juan II concede el dinero necesario para remodelar la plaza de acceso (hoy plaza de sto. Domingo). De todas estas construcciones hoy en día no nos queda nada ya que a lo largo del siglo XVI se renovaron tanto la iglesia, los accesos y algunas estancias interiores.
Esta renovación de finales del siglo XVI se llevó por delante la antigua Capilla de Sto. Tomás (perteneciente a la familia de los Silva) para crear un templo más grande y mejor centrado. La familia no estaba de acuerdo con esta demolición sin permiso y llevó a pleito al convento hasta que finalmente se les restauró la propiedad del espacio. El resto de las obras siguieron y se desarrollaron de acuerdo a las concepciones tirintinas.
Esta actual capilla tiene unos mármoles finísimos y una cúpula muy adornada (aunque en parte perdido el original) con relieves en escayola. En las paredes hay enterramientos de esta familia y buenos ejemplos de trampantojo para equilibrar la visión del espacio.
A los lados de esta capilla hay dos espacios interesantes. A la derecha la capilla del Cristo Redentor que procesiona cada Miércoles Santo con el Capítulo de Caballeros Penitentes desde los años cuarenta. Al otro lado hay un pequeño altar dedicado a la Virgen del Rosario, tan relacionada con Domingo de Guzmán.
Al igual que la ordenación de la planta del edificio, la cúpula es de Diego Velasco de Ávila. Se trata de una cúpula única en la ciudad de Toledo y de las primeras en España. Su forma y los motivos decorativos (que acentúan la altura) es sin duda lo más llamativo de este templo. Sus casetones y cruces que menguan según ascienden nos da la sensación de que se continúa estirando hacia lo alto.
También de este siglo XVI es el retablo dedicado a San Juan Bautista (atribuido a Monegro) en el que aparecen escenas de su vida y la anunciación de su nacimiento a Zacarías. Ya en el siglo XVIII se construyó el actual retablo de la capilla mayor ó Capilla de Santo Domingo. Este espacio destaca por su dorado sobrecargado y por lo profunda que es. Su finalización fue gracias a los Rivera de Malpica de Tajo. En las paredes hay enterramientos. A un lado el de Vasco Ramírez (obispo de Coria) y al otro posiblemente de Pedro Barroso (obispo de Murcia).
Como se ha dicho al principio, el Convento de Santo Domingo el Real fue uno de los inmuebles más grandes de Toledo y aquí solo se ha hablado de forma pormenorizada de lo más llamativo de la iglesia y de la evolución histórica del cenobio. Sin embargo hay mucho más que descubrir, como por ejemplo el reloj «Dominguín», pero eso para otra ruta.
Algunas fuentes:
CULTURA CASTILLA-LA MANCHA, Convento de Santo Domingo el Real de Toledo.
GALÁN VERA, M., El Monasterio de Santo Domingo el Real de Toledo, ANTONA, Cuenca, 1999.
MARTINEZ CAVIRÓ, B., Los conventos de Toledo, EL VISO, Madrid, 1990.
MORENO NIETO, L., Toledo oculto: los conventos, SERRANO, Toledo, 1999.
PEÑALOSA, J.J., Cristo Redentor «Síntesis histórica», DIPUTACIÓN DE TOLEDO, Toledo, 2010.